Marià Labèrnia

Vivir diferente, vivir singular.

¿Cuántas veces has visto publicado un hogar diferente y has pensado: ¡molaría vivir allí!?

Nos situamos en el barrio del Guinardó de Barcelona, sobre lo alto del Turó de la Rovira, sin duda una de las ubicaciones más particulares de toda Barcelona, en un edificio unifamiliar entre medianeras.

El estado inicial de la vivienda era de desgaste debido a su antigüedad y con una sensación de desfase, lo que vimos como una perfecta oportunidad para hacer una renovación íntegra del espacio y darle una vuelta completa, cambiando la estética y las sensaciones que transmite el lugar, pero conservando algún elemento de la construcción original.

La distribución inicial daba una sensación de estrechez, debido a la poca superficie del lugar y de las varias estancias, provocando además una gran dificultad para la distribución de la luz natural en las zonas interiores.

Con un cambio drástico en la distribución, se consigue un espacio amplio y bien iluminado, a la vez que se mantiene una clara separación entre zonas. Aquí el interiorismo juega un papel fundamental, uniendo materiales y acabados nuevos e innovadores, sobretodo en cuanto a madera, en combinación con el techo original, para conseguir un resultado único.

  • Superficie

    150 m2

  • Precio

    1.200 €/m2

  • Proyecto

    Reforma integral

  • Calidad

    Media

  • Dormitorios

    3

  • Baños

    2

  • Duración

    75 días

  • Colaboración

    Dos Arquitectes

Vivir diferente, vivir singular.

¿Cuántas veces has visto publicado un hogar diferente y has pensado: ¡molaría vivir allí!?

Nos situamos en el barrio del Guinardó de Barcelona, sobre lo alto del Turó de la Rovira, sin duda una de las ubicaciones más particulares de toda Barcelona, en un edificio unifamiliar entre medianeras.

El estado inicial de la vivienda era de desgaste debido a su antigüedad y con una sensación de desfase, lo que vimos como una perfecta oportunidad para hacer una renovación íntegra del espacio y darle una vuelta completa, cambiando la estética y las sensaciones que transmite el lugar, pero conservando algún elemento de la construcción original.

La distribución inicial daba una sensación de estrechez, debido a la poca superficie del lugar y de las varias estancias, provocando además una gran dificultad para la distribución de la luz natural en las zonas interiores.

Con un cambio drástico en la distribución, se consigue un espacio amplio y bien iluminado, a la vez que se mantiene una clara separación entre zonas. Aquí el interiorismo juega un papel fundamental, uniendo materiales y acabados nuevos e innovadores, sobretodo en cuanto a madera, en combinación con el techo original, para conseguir un resultado único.