Comtal

Hogar con carácter, con historia.

Conservar su mágica esencia es el reto que nos planteó este proyecto. En pleno casco histórico de Barcelona se ubica esta pequeña vivienda.

Se apostó por recuperar la naturaleza propia de la finca dejando a la vista los elementos estructurales que dan carácter y personalidad a este encantador hogar. Se derribaron particiones y se establecieron nuevas divisiones para dar respuesta a las necesidades de la propiedad.

El proyecto se materializó a partir del solapamiento de dos planos: si bien las superficies horizontales aportaban calidez, ya sea a través del entrevigado cerámico en el techo y el pavimento hidráulico, los planos verticales ofrecían neutralidad a través de los acabados blancos.

Es justo en este escenario tan puro, dominado por el color blanco, donde cobraron protagonismo las diferentes texturas, desde la más rugosa de los ladrillos vistos de las paredes hasta las más fina del mobiliario de cocina.

Todo ello, en un juego de volúmenes y espacios diáfanos donde la herencia del pasado, como es el caso de la bóveda catalana, convive en armonía con la innovación y funcionalidad del presente.

  • Superficie

    67 m2

  • Precio

    1.100 €/m2

  • Proyecto

    Reforma integral

  • Calidad

    Media

  • Dormitorios

    3

  • Baños

    2

  • Duración

    60 días

  • Colaboración

    RV Arquitectura

Hogar con carácter, con historia.

Conservar su mágica esencia es el reto que nos planteó este proyecto. En pleno casco histórico de Barcelona se ubica esta pequeña vivienda.

Se apostó por recuperar la naturaleza propia de la finca dejando a la vista los elementos estructurales que dan carácter y personalidad a este encantador hogar. Se derribaron particiones y se establecieron nuevas divisiones para dar respuesta a las necesidades de la propiedad.

El proyecto se materializó a partir del solapamiento de dos planos: si bien las superficies horizontales aportaban calidez, ya sea a través del entrevigado cerámico en el techo y el pavimento hidráulico, los planos verticales ofrecían neutralidad a través de los acabados blancos.

Es justo en este escenario tan puro, dominado por el color blanco, donde cobraron protagonismo las diferentes texturas, desde la más rugosa de los ladrillos vistos de las paredes hasta las más fina del mobiliario de cocina.

Todo ello, en un juego de volúmenes y espacios diáfanos donde la herencia del pasado, como es el caso de la bóveda catalana, convive en armonía con la innovación y funcionalidad del presente.